AQUILES ...Érase una vez un lugar, o mejor que un lugar, érase un tiempo distinto a ahora... digamos que en ese lugar del tiempo no existían las horas, ni los minutos, ni los segundos, por no existir no existían ni los relojes. En este lugar estaba prohibido el tiempo, hablar de él suponía la cárcel, peor suerte corrían los que, muy osadamente, celebraban su cumpleaños, éstos eran condenados al exilio en el Infinito. Este viaje, temido por todos, era sólo de ida, nadie había regresado jamás del Infinito. Debía ser un viaje muy largo y desconocido, ya que nadie volvía de él para contarlo; a pocos le apetecía un destino así, así que pocos eran los que se atrevían a festejar su aniversario... (síguelo)
jueves, 4 de octubre de 2007
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